sábado, octubre 28, 2006

El Vendaval


Un torbellino giraba en la cabeza de Antonieta, un huracán que descontrolaba sus pensamientos, un sentimiento agónico comenzó a brotar en su pecho, sintió náuseas, el mundo giraba a gran velocidad contra el sentido del reloj, el corazón palpitaba velozmente, la respiración entrecortada le evocaba otras escenas de su vida que no deseaba recordar, las manos se crispaban y parecían contener cientos de golpes furibundos, el llanto comenzó a asomar en sus tristes y decaídos ojos, hasta que aquél grito gutural que contenía emergio como un estruendo escalofriante.

Rendida y sin esperanzas entró en su casa, comenzó a caminar como leona acorralada, ese sobre significaba el fin de su vida pacífica y no podía permitir que ello ocurriese, ya era demasiado difícil mantenerse limpia para poder trabajar.

Deseaba un jalón, sólo uno, uno que le ayudase a evadirse y olvidar lo que acababa de suceder, ¿quién podría venderle?, todo lo que antes conseguía provenía del dueño del cabaret, él las abastecía para que estuviesen apunto noche con noche, pero ahora ¿que hacer?, decidió que necesitaba drogarse y salió de su hogar dispuesta a comprar lo que fuese.

Recorrió las calles de su población esquina por esquina hasta que llegó donde "el juanca", un conocído traficante de la ciudad que estaba realizando algunas cuentas transacciones en dicha población, era seguro que buscaba nuevos distribuidores para su red de tráfico. Antonieta se acercó y los hombres del juanca la detuvieron, les pidio coca, pero ellos le ofrecieron darle heroína a cambio de "sus servicios"....

Antonieta ya no quería esa vida, no quería volver a vender su cuerpo por nada, pero la ansiedad y el deseo de evadirse era mucho por lo que accedió. Nunca había sentido nada igual con ninguna otra sustancia que había consumido, se sentía en el olimpo, deseaba más, quería más y no tenía como conseguirlo.

jueves, octubre 26, 2006

Un extraño suceso



Antonieta estaba feliz por primera vez después de muchos años, llevaba una semana limpia y con un trabajo que si bien no le reportaba muchas ganancias, le permitia caminar con la frente en alto. Por primera vez, en años, sentía que tenía una verdadera oportunidad y que la vida le sonreía, ahora parecía que el sol también alumbraba para ella...

Ese día despertó temprano, decidió salir a correr, total, aún habia tiempo para llegar a su hogar. Corrió muchísimo y sentía que con cada paso se encendía su corazón y su cuerpo se llenaba de un delicioso y renovado aire de libertad... Al llegar a casa, un extraño sentimiento se apoderó de ella, comenzó a sentir retorcijones en el estómago, mariposas les llaman algunos, pero no eran aquéllas que se producen por enamoramiento, eran mariposas que vaticinaban un mal hado...

Entró a su casa, se baño y vistió para ir a trabajar, un sencillo vestido gris y zapatos como de enfermera vinieron a cambiar las ajustadas ropas con que vestía para ir al cabaret.

El día trancurrió con completa normalidad, sin embargo, aquél presentimiento la mantuvo angustiada...De pronto, justo cuando llegaba a casa, vio un automóvil que se acercaba...ella conocía aquél automóvil, sintió pavor al verlo, no podía ser que esta sombra amenazase nuevamente su vida...

el auto no se detuvo, siguió de largo, lentamente, por el lado de Antonieta...

Su corazón se paralizo, un hielo sepulcral recorrió su espalda, el temor no le permitió correr o hablar, quedo estupefacta, pensando que tal vez ese sería su último instante de paz, pero el auto no se detuvo, nadie asomo por la ventanilla, nadie dijo nada...

Antonieta no podía creer aquéllo, y en vez de tranquilizarla, le provocó aún más temor...

corrió a la puerta de su casa, y en el buzón encontro un sobre, no quería abrirlo, tal vez podía contener la respuesta a su presentimiento, tal vez podría ser una mala noticia, y ella no quería malas noticias no esta vez, no otra vez...

Finalmente decidió tomar el sobre, no tenía remitente, solo decia "Antonieta"

abrió el sobre....

en su interior... $500.000 en efectivo.

Antonieta palideció, sus piernas flaquearon, cayó al suelo con el sobre en la mano, y se quedó perpleja bajo una lluvia que comenzaba a caer en la ciudad.