Sin Título
Caminaba por una calle solitaria, las luces de la ciudad caían sobre mi rostro, luz y sombra reflejados en mi cuerpo demasiado árido, demasiado herido. Caminaba a paso veloz, sentía aquella sensación de mariposas en el estómago, la misma que nos sucede cuando estamos enamorados, pero está vez no se producían por amor, no sabía el porqué, me significaba un misterio, me molestaba y me preocupaba. A cada minuto que pasaba, aceleraba más el paso, no había un alma en las calles y aunque suene paradójico, aquéllo puede ser aterrador...Lentamente, comenzaron a caer gotas de lluvia, no podía creer mi mala suerte, no pasaba siquiera un bus, un taxi, nada que tomar para llegar a casa, debía seguir caminando por esas calles solitarias y más encima mojarme con la lluvia, de pronto comence a sentir pasos tras de mi, comencé a sudar frío, un hielo abrazador corrió por mi espalda, aceleré el paso lo máximo que pude, pero el ruido de esas pisadas seguía ahi, mire hacia atrás, nadie, mi corazón latía a mil por segundo, comence a correr y entonces los pasos también corrieron, miraba hacía atrás y nada, de pronto tropecé, me afirmé en el farol para levantarme y divise una sombra, era una sombra de hombre y al parecer llevaba gabardina y sombrero, no me detuve a corroborar nada y corri con todas mis fuerzas, sentía sus pasos, su aliento sobre mi nuca, estaba alcanzandome y yo desesperada gritaba por ayuda, mas nadie acudía a mis llamados, las luces de las casas estabán apagadas, la lluvia se hacía más intensa, ningún alma en las calles, ningún auto alrededor, la sombra, intensa, fuerte, respiración agitada, sudor, frío, latir de mi corazón acongojado, corría más fuerte, sus pasos eran más intensos, rompi en un llanto agónico, sordo, mudo, no podía exteriorizar mi terror, de pronto una mano sobre mi hombro.........
Y escuche su voz, ¡Andrea! despierta, llegamos a Santiago
el rostro apacible de Joaquín me despertaba, todo había sudo un horrible sueño.