domingo, octubre 23, 2005

Fiebre


El calor sube lentamente por mi rostro, sin embargo, mis manos aún están heladas, siento que la cabeza retumba una y otra vez, va a estallar lentamente y se esparcirá en miles de pequeños fragmentos de sesos y cartilagos, un volcán crece y esta a punto de hacer erupción.

Afuera la tarde es agradable, eso es al menos lo que dice la gente, yo no siento que nada sea agradable en este preciso instante en que mis ojos rojos arden cual si hubiesen sido rociados con pimienta o gas lacrimógeno, aquél gas que tanto me hizo llorar en mis tiempos de universitaria, cuando los 'compañeros' de alguien se les ocurría hacer destrozos y manifestaciones y los inocentes estudiantes tragabamos los vestigios de su guerra con las fuerzas armadas.

El sauce que golpea mi ventana me invita a correr por las calles desiertas, a cobijarme en su sombra. a ahogarme en el sudor frio de mi cuerpo infectado de bacterias o de virus, ya no lo sé, malditos microbichos que me hacen delirar.

mis manos estan heladas, tan heladas como la nieve aquella tarde de fines de invierno, cuando mis compañeros de colegio iniciaban la última guerra de bolas de nieve antes de retornar a Coronel.

Tengo miedo, el miedo eterno del que sabe que nunca más.... sin embargo, este miedo es tibio, no es un miedo frio como el miedo de la muerte, es un miedo tibio, un miedo a no saber y no entender lo que realmente signifiquen esas palabras pronunciadas con tanto cuidado...

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